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Investigación
Transmisión intergeneracional de la pobreza y su incidencia en la movilidad social de la población
1. Introducción
La revisión bibliográfica se ha centrado en abordar el significado en su plenitud de la transmisión intergeneracional de la pobreza y los factores que inciden en la misma como la educación, la renta o el contexto socioeconómico. En este sentido, se ha centrado principalmente en la incidencia de la educación en la movilidad social y el mayor o menor grado de transmisión de la pobreza entre progenitores e hijos.
El estudio no se ha centrado en ningún espacio geográfico concreto, ni población específica, dado que aborda estos conceptos como procesos que existen en cualquier región del mundo.
En relación con la literatura que se ha analizado, los principales estudios que se han llevado a cabo en las últimas décadas para explicar la transmisión intergeneracional de la pobreza han sido principalmente el factor educativo y el económico, abordadas por sociólogos y economistas respectivamente.
En este sentido, para poder abordar la transmisión de desigualdades de padres a hijos es necesario definir primero el significado de capital humano. Tal y como señala Roboud y Fernández (1977, citado en Nina, Grillo, 2000, p. 101), el capital humano se define como "la capacidad, conocimientos, competencias, cualificaciones de que disponen los individuos. Este capital humano es en parte heredado al nacer, innato, y en parte aprendido a lo largo de la vida".
De esto se deriva la teoría del capital humano: mayor educación proporciona más “capital humano” (socialización, conocimientos y certificados) a los miembros de la sociedad para competir por los puestos y los ingresos (Parada, 2001).
La incidencia de la transmisión intergeneracional de la pobreza y de la desigualdad en el capital humano es necesario abordarlo y contar con ello a la hora de llevar a cabo el diseño y evaluación de políticas públicas en material social, de tal manera que se incluyan criterios de igualdad de oportunidades y estrategias que permitan romper el ciclo de la pobreza (Nina y Grillo, 2000).
Existe un número importante de estructuras que pueden incidir sobre la posibilidad de ascender de estrato social, situándose como algunas de las más importantes la educación, la renta familiar y las políticas sociales impulsadas desde las administraciones públicas. En este sentido, los progenitores tienen una influencia más que significativa ya que influyen en el potencial económico de sus hijos/as de diferentes formas:
Proporcionándoles conexiones sociales, mediante la formación de habilidades de transmisión cultural, por ejemplo, el gusto por la lectura o el arte; a través de la transmisión genética de habilidades; mediante la formación de preferencias y aspiraciones relacionadas con los logros educativos y el mercado de trabajo o mediante la inversión familiar”. (Prendes Sánchez, 2015, p.8)
Por ello, la inversión educativa confiere al individuo una menor probabilidad de desempleo y despido (principalmente si paralelamente a la actividad profesional, ha recibido también formación profesional específica, a lo largo del tiempo), y una mayor movilidad profesional, o sea, que en el caso de estar desempleado o de querer cambiar de empleo, le es más fácil obtener colocación a un individuo más cualificado que a un individuo que sólo realizó la escolaridad obligatoria. (Becker, citado en Rodríguez, 2012, p.5).
En este sentido, el currículum educativo de los progenitores incide de manera clave en el nivel de estudios que alcancen los hijos, y por tanto, en sus posibilidades de lograr un puesto determinado y movilidad social ascendente.
Por lo tanto, la educación se convierte en una herramienta clave y muy importante en la reducción de pobreza, ya que además de implicar mejorar en el capital humano de manera indirecta, genera además efectos directos sobre las capacidades y habilidades de las personas.
Asimismo, otros autores como Carabaña (1999), analizó la movilidad ocupacional, mientras que otros autores han estudiado la transmisión entre generaciones del nivel educativo (Gil Izquierdo et al., 2010; Moreno Mínguez, 2011; Pascual, 2009), de la clase social (Marqués Perales y HerreraUsagre, 2010) o de los ingresos (Cervini-Plá, 2015; Pascual, 2009). Otros como Cervini-Pla y Rmoas (2013) elaboraron un estudio sobre la existencia de los emparejamientos selectivos y de su incidencia en el mantenimiento de los estatus sociales en todas las generaciones.
2. Metodología
Para llevar a cabo este proyecto, así como la búsqueda de la información y artículos correspondientes para su revisión se ha recurrido principalmente a buscadores web como Google Académico y Dialnet, dada la variedad y amplitud de recursos académicos con los que cuentan estas plataformas.
En este sentido, para la elección de artículos se han utilizado palabras clave como transmisión de la pobreza, transmisión intergeneracional de la pobreza y de desigualdad, movilidad social, emparejamiento selectivo, educación y pobreza.
En base a ello, se han seleccionado un total de cinco documentos, con antigüedad de como máximo 10 años, que han permitido ahondar en las temáticas seleccionadas y cumplir con los objetivos planteados al inicio de realización del proyecto. Además, se han utilizado otras fuentes complementarias para ampliar la información plasmada.
Asimismo, se han recurrido a páginas web como la RAE para poder hacer definiciones concretas de los principales términos a los que gira en torno esta revisión: pobreza, transmisión intergeneracional y movilidad social.
3. Síntesis de ideas
Según la Real Academia Española (RAE) pobreza es definida como falta, escasez o como propia cualidad de pobre. Hoy en día, definir este término se torna complicado, sobre todo si se tiene en cuenta que la pobreza o la persona considerada pobre depende de muchos factores y del propio contexto socioeconómico en el que se enmarca.
En este sentido, se puede hablar de dos tipos de pobreza principales. Por un lado, la pobreza absoluta, considerada como la situación en la cual no están cubiertas las necesidades básicas del individuo, es decir, existe carencia de bienes y servicios básicos (normalmente relacionados con la alimentación, la vivienda y el vestido).
Tal y como se explica desde el Instituto Nacional de Estadística (INE) este concepto de pobreza está fuertemente relacionado con la miseria y se debería poder aplicar por igual en todos los países o sociedades. Una persona considerada pobre siguiendo este criterio se califica de la misma forma en todo el mundo.
Sin embargo, existe por otro lado la pobreza relativa, que depende directamente del entorno o contexto que se esté estudiando. Desde esta perspectiva se considera que una persona es pobre cuando se encuentra en una situación de clara desventaja, económica y socialmente, respecto al resto de personas de su entorno. Esta concepción de la pobreza está muy ligada a la noción de desigualdad.
La pobreza y todas las consecuencias que ello implica se puede heredar. De la transmisión intergeneracional de la pobreza se difieren una gran variedad de definiciones que han ido plasmando diversos autores a lo largo de los últimos años. Se puede definir como las dificultades que tiene una generación que ha vivido sus primeros años en situación de pobreza, para generar un cambio en el estatus socioeconómico con relación a la generación anterior (Aldaz-Carroll y Morán, como se citó en Flores Martos, 2015, p.16).
La transmisión de la pobreza se da por tanto cuando un niño o niña nacido en un hogar de progenitores pobres no experimenta en su adultez un movimiento ascendente de su estatus económico que sea de suficiente grado y persistencia como para permitirle escapar de la pobreza en el resto de su vida.
Según recoge un informe elaborado en 2005 por el INE:
La transmisión intergeneracional de la pobreza disminuye el nivel de igualdad de oportunidades del que gozan los individuos. En el caso extremo de una sociedad en la que nacer en un hogar pobre condene al individuo a ser pobre de por vida, se estaría ante una situación gravísima, los pobres no tendrían ninguna posibilidad ni esperanza de salir de la pobreza, ni ningún incentivo para esforzarse y mejorar, lo que además de ser sumamente injusto podría producir graves conflictos sociales. (INE, 2005, p.4)
Esto va unido estrechamente con la movilidad social, la cual se refiere al movimiento de las personas de un nivel socioeconómico a otro. Se dice que una persona tiene movilidad cuando cambia su situación socioeconómica en relación a la del hogar en que nació.
En este sentido, existen multitud de factores que puede incidir en que la transmisión intergeneracional de la pobreza se dé con mayor o menor frecuencia en un país: económicos, educativos, laborales, etc. Pero también cabe destacar el tipo de políticas llevadas a cabo por las administraciones públicas en todas estas áreas.
Como indica Davia, Legazpe (2013) hay varios mecanismos de transmisión intergeneracional de la renta y, consecuentemente, también de la pobreza. La transmisión intergeneracional de la educación es contemplada por muchos autores por ser uno de los mecanismos más efectivos en la persistencia intergeneracional de la renta.
Causa & Johansson (2010, citado en Davia, Legazpe, 2013) perciben los logros educativos como un factor trascendental de la movilidad intergeneracional. Esto indica que allí donde hay más movilidad intergeneracional educativa, también la habrá en el ámbito de la renta
Por su parte, Moreno Mínguez (2011) identifica la transmisión intergeneracional del nivel educativo con carencias en la igualdad de oportunidades. Constata una clara tendencia a que se reproduzcan las desigualdades educativas intergeneracionales en función del nivel educativo y el estatus ocupacional de los padres.
Cervini-Plá (2012) intentan identificar las fuentes de la persistencia generacional de rentas, y para ello se descompone la correlación total de renta entre generaciones en distintos componentes, de los cuales la correlación o correspondencia entre las ocupaciones de los padres y de los hijos es la más importante.
Por otro lado, se encuentra una mayor correspondencia entre los niveles de renta de padres e hijos en los niveles más bajos de la distribución. Esto indica que la persistencia de la pobreza en España entre generaciones responde a una mayor inercia entre generaciones a encontrarse en la pobreza que a encontrarse en situaciones de no pobreza (Davia, Legazpe,2013)
Asimismo, el tipo de modelo familiar y el cambio que ha habido del mismo en los últimos años también es un factor influyente. Según Lluís Flaquer (2010, citado en Flores Martos,p.50), este cambio en el modelo familiar está unido a la integración de la mujer al mercado de trabajo.
Además, existe una significativa correlación entre el nivel de estudios alcanzado y el riesgo de sufrir pobreza. A medida que aumenta el nivel formativo de las personas mayores de 16 años disminuyen las probabilidades de sufrir riesgo de pobreza. Pero la relación es aún más intensa cuando se analiza el riesgo de pobreza de los hogares con menores de 18 años, en función del nivel de estudios de sus progenitores.
Sin embargo, tener estudios superiores tampoco es garantía de salir de la pobreza. Tal y como explica Flores Martos (2015) en la actualidad el sistema educativo no es capaz de garantizar la igualdad de oportunidades dado que no puede frenar ni erradicar las desigualdades que se generan dentro del entorno familiar. No consigue frenar suficientemente la transmisión de las desigualdades educativa y esa incapacidad e insuficiencia le convierte en un factor de transmisión de los niveles educativos de los progenitores a los hijos y por tanto en un factor de transmisión de la pobreza entre la población que sufre ya la pobreza y/o la exclusión social.
El riesgo de pobreza es 5 veces superior en los hogares con menores cuyos padres no han superado la primera etapa de educación secundaria, respecto de los hogares cuyos padres han alcanzado los estudios superiores y 1,5 veces superior respecto de los hogares cuyos padres han completado hasta la segunda etapa de la educación secundaria. (Flores Martos, 2015, p.57).
4. Conclusiones
La movilidad social ascendente sigue siendo una realidad todavía utópica en nuestro país. A pesar del repunte económico que ha habido tras la crisis que sacudió fuertemente el país en 2008, no ha ocurrido lo mismo en términos de igualdad social, tal y como demuestra el último informe AROPE (2019), elaborado por EAPN-España.
Los 12 millones de personas que siguen estando en riesgo de pobreza en España se mantienen como una cifra demasiada alta que deja en evidencia que las políticas públicas en materia social no han funcionado lo suficiente. Estos datos muestran que la pobreza sigue continúa siendo una realidad que no se ha desacelerado ni con el tiempo ni ha dejado de heredarse entre padres e hijos.
En este sentido, es más que evidente que nacer con progenitores en situación de pobreza implica tener muchas más posibilidades de permanecer en esa misma situación cuando se llega a la etapa adulta. El contexto socio-económico del país o la cultura social son factores que influyen en que esa transmisión se dé en mayor o menor intensidad, sin embargo, la educación y la situación económica en el hogar se tornan como factores clave.
La renta se define como un factor clave en la persistencia de la herencia de pobreza y desigualdad. Existen varios mecanismos de transmisión intergeneracional de la renta y, consecuentemente, también de la pobreza. (Davia, Legazpe, 2016). Como han corroborado diferentes autores en sus estudios, el hecho de que en un hogar se cuente con una renta baja y con dificultades económicas para llegar a fin de mes supone limitaciones en las inversiones que se pueden llevar a cabo en la educación de los hijos.
Esta circunstancia si no es paliada con políticas concretas para acabar con las desigualdades en el hogar, supone que, en esas familias, los hijos puedan contar con dificultades en su ascenso educativo. Esto incide igualmente en el puesto de trabajo que ellos puedan alcanzar y por tanto de la renta.
En definitiva, una formación educativa baja deriva a largo plazo en una renta baja en el hogar. Por lo tanto, si desde las administraciones públicas no se aborda esta problemática, se convierte en un círculo vicioso que impide la movilidad social ascendente de las nuevas generaciones y por tanto la persistencia de las desigualdades. Como planteaba Gil Izquierdo (2010), la movilidad económica intergeneracional responde en gran medida a la movilidad educativa intergeneracional.
Referencias
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Cervini-Plá, Ramos (2013). Movilidad intergeneracional y emparejamiento selectivo en España. Papeles de Economía Española. Nº 135, p. 217-229.
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Davia, Legazpe (2016). Transmisión Intergeneracional de la pobreza en España: una primera aproximación con la Encuesta de Condiciones de Vida. XXII Encuentro de Economía Pública Universidad de Oviedo
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